miércoles, 20 de agosto de 2025

El Masón ante las Preocupaciones

 

 

A.∙. L.∙. G.∙. D.∙. G.∙. A.∙. D.∙. U.∙.

R.∙. L.∙. S.∙.  “Melchor Ocampo 38” No. 17

Jurisd.∙.  a la M.∙. R.∙. G.∙. L.∙. M.∙.  “Lázaro Cárdenas” del R.∙.  E.∙.  A.∙.  y A.∙.

S.∙. F.∙. U.∙.

V.∙. M.∙.  

Vv.∙.  Hh.∙.  Pr.∙., Vig.∙.

Vv.∙.  Hh.∙.  Ppastm.∙.

Vv.∙. y Qq.∙. Hh.∙. Vvisit.∙.

Qq.∙. Hh.∙.  Ttod.∙.                 

El Masón ante las Preocupaciones

“Sembrar la DUDA FILOSOFICA en el espíritu del iniciado,

haciéndole tocar con el dedo la esclavitud en que ha vivido,

despertando en su corazón el sentimiento de su propia dignidad

   e impulsándolo al estudio de la verdad, libre de preocupaciones”. 

 

Mónita del Pr:. Gr:.

 



El Apr .∙.  Mas.∙., en su primer contacto con la Or .∙., recibe símbolos y lecciones morales que son suficientes para afrontar las preocupaciones del mundo Prof .∙.  el mallete y el cincel, la P .∙. Br .∙., la escuadra, la regla, el mandil, la luz, la reflexión en el silencio del Temp .∙., los viajes Ssimb .∙.. Cada enseñanza se convierte en herramienta para tallar las falacias, corregir las actitudes y transmutar las emociones que lo encadenan.


El ser humano Prof .∙. suele vivir atrapado en sus preocupaciones: pensamientos anticipatorios, emociones desbordadas, actitudes destructivas y falacias que lo atan al miedo. 


Recordemos que, Las personas nos preocupamos por tres grandes razones: la supervivencia, ya que, el cerebro humano está diseñado para detectar amenazas, ante lo cual preocuparse es un mecanismo evolutivo que nos mantenía alertas frente a peligros; el control, ya que nos preocupamos porque queremos reducir la incertidumbre; la mente busca predecir y controlar el futuro e identidad y, finalmente, pertenencia, porque muchas preocupaciones están ligadas a la imagen personal, al juicio social y al sentido de pertenencia. La biología de la preocupación implica que la amígdala cerebral se active al percibir amenaza, generando miedo o ansiedad; que la corteza prefrontal intente regular y planificar, pero bajo preocupación excesiva se ve saturada por pensamientos rumiantes y que el eje HPA (hipotálamo–pituitaria–adrenal) libere cortisol, la hormona del estrés, preparando al cuerpo para “lucha o huida”.

Como consecuencias sobrevienen el aumento de la frecuencia cardíaca, tensión muscular, insomnio y problemas digestivos. Cuando la preocupación es crónica, se altera el equilibrio neuroquímico: disminuye la serotonina, aumenta el cortisol y se deterioran funciones cognitivas como la memoria y concentración.


El Apr.∙.  Mas.∙. per se, busca sobreponerse al acaso, a cabalgar sobre la biología humana, por lo que recibe desde su primer paso en la Or .∙.  la opción de tomar un camino distinto: el de la edificación de sí mismo. La Mas.∙. no le quita las preocupaciones, pero le da herramientas para transformarlas en material de trabajo.


En el Pr.∙. Gr.∙. se enseña que el ser humano es como una P.∙. B.∙. que debe ser desbastada. Esa piedra son las preocupaciones mismas: duras, pesadas, amorfas. El mallete (voluntad) y el cincel (inteligencia) son los instrumentos con los que el Apr.∙. aprende a dar forma a su existencia, desprendiendo los excesos del miedo, la ignorancia y la duda. Así, cada preocupación se convierte en oportunidad de labor espiritual. 


Liberarnos de las preocupaciones implica clasificarlas, analizarlas, conocerlas, entender por qué nos impactan y comprender el por qué debemos de generar cambios actitudinales. Veamos seis grandes tipos de ellas y errores comunes que cometemos al respecto, en materia de actitudes, falacias de pensamiento y emociones que permitimos nos inunden, a la luz . Veamos:


1. Preocupaciones existenciales. Cuando el hombre se angustia por la muerte, el sentido de la vida, la soledad o el destino, el Apr.∙. recuerda la lección de la luz: salir de la oscuridad hacia la claridad. La Inic.∙. le enseña que la muerte no es un final absoluto, sino un tránsito; que el sentido de la vida se construye en la obra diaria; que la soledad se vence en la Frat.∙. de la Log.∙. ; y que el destino se modela con la libertad interior.


Falacias existenciales como el catastrofismo o el falso dilema son desmontadas con la regla de 24 pulgadas, que enseña a dividir el tiempo en trabajo productivo, descanso reparador y recreación en aras del perfeccionamiento. 


Actitudes como el fatalismo o la pasividad se corrigen con la escuela del trabajo constante: el Apr.∙. no se detiene en el lamento, sino que pule su piedra cada día. La evasión, el derroche y la simulación no tienen cabida ante esta terapia de realidad que es el trabajo y el afilamiento de los instrumentos que habrá de usar próximamente.


Emociones como el miedo y la desesperanza se equilibran con el símbolo del mandil blanco, que recuerda la pureza y la dignidad de la acción justa. La babeta levantada es insustituible.


2. Preocupaciones materiales. Las angustias por el dinero, la seguridad física, el patrimonio o la pobreza son reales, pero el Aprendiz comprende que lo material es solo un plano de la existencia. Con el compás, aprende a limitar los deseos desmedidos y a distinguir entre necesidad y exceso.

Falacias materiales como la comparación absoluta (“otros tienen más, yo valgo menos”) se rompen con la enseñanza de la escala de valores masónica, donde lo espiritual pesa más que lo material. Actitudes como la obsesión por el control o la avaricia son corregidas con la virtud de la templanza, transmitida en las lecturas y, sobre todo, en el burilado y estricta aplicación de lo aprendido en el Progr.∙. de Trab.∙. de nuestro Gr.∙.

Emociones como la envidia o la inseguridad se superan con la fraternidad: ningún Q.∙. H.∙. está solo en la lucha por el sustento, ni tampoco tiene que aparentar, derrochar o gastar más para despegarse del valor de la humildad que nos es común a todos. Análogamente, es innecesario decretar abundancia gastando desmesuradamente, cuando lo que se requiere es racionalidad en el ejercicio del gasto. La regla de 24” vuelve a ser herramienta, compañera y directriz para la distribución de nuestros recursos.


3. Preocupaciones relacionales. El mundo Prof.∙. hiere con conflictos familiares, rupturas, desconfianza y miedo al abandono. El Apr.∙. se ejercita en la escuela de la palabra ritual: hablar con verdad, guardar silencio cuando es necesario y respetar al otro como hermano.

Falacias relacionales como el falso consenso (“todos piensan mal de mí”) se desarman con la escuadra, que enseña rectitud en el juicio. 

Actitudes como la dependencia de la aprobación o el victimismo se corrigen con el trabajo interior de la P.∙. B.∙.: aprender a sostenerse en sí mismo antes de pedir sostén en los demás. Somos débiles en la medida en la cual confundimos la dignidad con orgullo absurdo o cuando buscamos generar vínculos de validación o codependencia en temas que tienen resolución por medios propios.

Emociones como la vergüenza, la ira contenida o la tristeza encuentran alivio en el Templ.∙. Mas.∙., espacio de serenidad, enfoque, concentración y meditación donde el Apr.∙. aprende a reintegrar sus afectos bajo la armonía.


4. Preocupaciones psicológicas y emocionales. Cuando la mente se obsesiona con la autoimagen, los errores pasados, la comparación o el miedo al fracaso, el Apr.∙. recurre al mallete. Golpe tras golpe, aprende a dar forma a su carácter. Se le enseña que el error es parte de la construcción, no su ruina.

Falacias psicológicas como la etiqueta “soy un inútil” se enfrentan con la Pal.∙. Sagr.∙. del Gr.∙., que recuerda que cada hombre puede transformarse en mejor de lo que es, porque en cada uno de nosotros reside la Fuerza.

Actitudes como la procrastinación o el sobreanálisis son reducidas con la enseñanza de la acción perseverante: un Apr.∙. que no trabaja en su P.∙. B.∙. no progresa; pero uno que se somete de sobra al diseño, termina por no ser desbastado.

Emociones como la culpa, la frustración y la inseguridad son transmutadas en fuerza a través de la luz interior, la chispa divina que la Inic.∙. le recuerda que posee y que, al mirarnos al espejo, podemos recordar en cualquier lugar del orbe y en cualquier momento de nuestra existencia, por compleja o atribulada que ésta sea. 


5. Preocupaciones socioculturales.  Las exigencias externas —rendimiento laboral, estatus social, éxito académico— son parte del mundo Prof.∙. El Apr.∙. aprende a mirarlas con el ojo simbólico de la conciencia: comprender que lo que importa no es la mirada externa, sino el perfeccionamiento interno.

Falacias socioculturales como el falso mérito “solo valgo si logro esto” son desarmadas con la virtud de la igualdad: todos los hombres son iguales en nuestra Log.∙., independientemente de su cargo en el mundo.

Actitudes como el conformismo o la rigidez mental se corrigen con la enseñanza de la apertura, pues el Apr.∙. escucha y aprende en silencio.

Emociones como la envidia, el resentimiento o el orgullo herido son pulidas con la hermandad, recordando que el trabajo no es individualista, sino colectivo.


6. Preocupaciones de futuro y futurológicas. La incertidumbre sobre la tecnología, el clima, la política o la violencia global puede generar angustia. El Aprendiz aprende que el futuro no está escrito, sino que se construye con la labor diaria. El nivel le enseña a mantener el equilibrio entre lo que depende de él y lo que escapa a su control.

Falacias futuristas como el falso pronóstico (“ya sé cómo acabará”) se desarman con la paciencia Mas.∙., virtud de quien siembra hoy sabiendo que la cosecha no le pertenece del todo.


Actitudes como la obsesión con el futuro o el individualismo extremo se corrigen con la enseñanza de la solidaridad: la Mas.∙. construye templos colectivos, no castillos solitarios.


Emociones como la ansiedad, la sospecha y la desconfianza se disuelven en el Trab.∙. en Log.∙., donde la unidad y la serenidad prevalecen sobre el miedo.


El Mas.∙. del Pr.∙. Gr.∙. no niega las preocupaciones, pero tampoco se deja arrastrar por ellas. Cada falacia, actitud y emoción equivocada es una reminiscencia de la P.∙. B.∙. que debe ser desbastada. El mallete de la voluntad y el cincel de la inteligencia son sus herramientas; la escuadra, el compás, la regla y el nivel son sus guías; el mandil blanco es su protección y recordatorio de pureza. La babeta levantada es clave para protegerse de los embates emocionales, casi siempre intempestivos, que arruinan la concentración y el enfoque.


El Apr.∙. Mas.∙. sabe que preocuparse es vivir en la penumbra del futuro, pero trabajar su P.∙. B.∙. es traer luz al presente. Su tarea no es eliminar las preocupaciones, sino convertirlas en materia de construcción espiritual. Solo así, paso a paso, Gr.∙. tras Gr.∙., podrá levantar en su interior el Temp.∙. que ningún tiempo ni circunstancia podrá derribar.


La Mon.∙. del Pr.∙. Gr.∙. es elocuente: señala dos grandes sujeciones del ser humano cuando es Prof.∙.: la esclavitud y las preocupaciones. La primera, se refiere al truncamiento del ejercicio pleno de las libertades, por sometimiento propio o ajeno.

La segunda, más compleja de dirimirse, está en el sentido de ser un gran obstáculo par el estudio de la verdad: las preocupaciones de toda índole, que distorsionan la percepción de la realidad y que, con su presencia perturbadora nos hacen fracasar mucho más de lo que nos damos cuenta. 


En contraste, la búsqueda de la verdad nos coloca en una posición epistemológica de estudio riguroso, examinando y dudando cómo se adquiere el conocimiento, cómo nos relacionamos con la realidad y cómo se construye lo que llamamos verdad. Nos involucra en la investigación activa y sistemática de la realidad, de la naturaleza, la sociedad, nosotros mismos y de las leyes que rigen.


Entre los Mmas.∙. Eespec.∙., la búsqueda de la verdad se concibe como un viaje Simb.∙., que se emprende, desde la Inic.∙.  hacia la iluminación espiritual, en aras de construir y construirnos, buscando la verdad de manera libre y desapasionada, de acuerdo con la misma Mon.∙. del Pr.∙. Gr.∙.


Nuestra serenidad para interactuar con la realidad resulta clave. Es indispensable asumir una actitud receptiva, abierta, franca y esclarecedora, para que podamos contar desde nuestro interior y desde las alturas con la guía, dirección y la infusión de coraje para conocer y afrontar la realidad, para tomar las decisiones vitales que necesitamos y emprender el camino en búsqueda de nuestra propia identidad trascendente, habiéndose trazado ese camino dirigido por el G.∙. A.∙. D.∙. U.∙. para nuestras existencias, en el ejercicio de nuestro albedrío y de nuestras libertades.


Esperando podamos partir esta noche con esclarecimiento respecto a nuestras preocupaciones más íntimas, con más visibilidad de nuestra racionalidad y lecturas de realidad que realizamos, con una mejor comprensión del plan y estrategias que corresponden a nuestras existencias y un método claro para lograr nuestras grandes finalidades de nuestra existencia, os agradezco la atención brindada al presente. 


 

FRAT.∙.

“Labor Omnia Vincit”

Or.∙.  de Morelia, a 20 de agosto de 2025,  E.∙. V.∙.

 

 

 

M.∙.  Mas.∙.  MDP.∙.
¡Es Cuanto!

miércoles, 6 de agosto de 2025

El Masón ante el Estancamiento.

 



Liberémonos del estancamiento.

 

Estoy convencido de que la masonería es un sistema de evolución humana en todos los aspectos.  Ante tal maravilla de la Tradición Iniciática, pocas cosas me preocupan más que la pérdida de sentido, de inercia, de ritmo, el no alcanzar las metas que nos planteamos. Que la Inic .·. no genere los efectos deseados.


A lo largo de mi existencia he visto muchas grandes mentes dormir, así como inmensos talentos desperdiciarse, dentro y fuera de la Mas .·.


Considero que hay una gran cantidad de situaciones arquetípicas que provocan estancamiento en la vida personal, emocional, social y profesional. Se combinan falacias cognitivas, patrones emocionales, trampas afectivas, hábitos culturales, creencias limitantes, mecanismos de defensa y condiciones existenciales:


Es importante encontrar patrones para reflexionar en las situaciones personales en las que nos encontramos. El estancamiento no es siempre visible: a menudo opera como una niebla, como una parálisis emocional o como una convicción silenciosa.


Pero desenmascararlo puede ser el primer paso hacia una vida más auténtica, más libre, más Mas .·. Tocar realidad implica salir de sueños.  


Los Mmas .·. de esta contemporaneidad necesitamos a veces imaginarnos que recibimos coaching, una especie de sesión de consejos estilo Melchor Ocampo ante formas de estancamiento humano, de nuestros estancamientos… al menos para comenzar y convertirnos en la voz secreta que, desde el magisterio de nuestra propia existencia, nos susurra al oído lo mejor que podemos hacer ante cada situación, siempre y cuando tengamos la altura de conciencia para escucharnos.


Sí, conocemos la P .·.B .·. y con ello, un personalísimo método Mas .·., a través del uso equilibrado de razón e intuición, de símbolos y alegorías que se verbalizan a través de rituales vivenciales. Entonces, nuestro empirismo cotidiano se convierte en prueba cuando repetimos las mismas situaciones y no las superamos. Sin embargo, tenemos las herramientas para afrontarlas con éxito y evadir esas trampas propias de aperturas de ajedrez para novatos. Veamos algunas de ellas que deseo compartiros en esta noche:

 

1. El Costo Hundido

Esto implica persistir en una situación, proyecto, empresa, trabajo, vivienda, automóvil o relación solo porque ya se invirtió mucho en ella, ignorando que ya no aporta valor y que es inyectar recursos frescos a una entidad que brinda rendimientos decrecientes. Es una falacia económica y emocional. Se prioriza la inversión pasada sobre el bienestar presente o futuro.


Un Mas .·. ejemplar, como nuestro insigne Melchor Ocampo, si pudiera sugerirnos con base en los aprendizajes desarrollados en el Esc .·., probablemente nos impelería a entender que, lo que ya nació y creció lo que iba a crecer, invariablemente morirá. La muerte es una etapa del ciclo de la vida. Hay que dejar ir lo que ya no fue. El paso de la vida concluye y hay que arrastrar la planta del pie mientras uno mismo anuncia la muerte.

 

Es clave preguntarnos, si esto desapareciera, muriera o se extinguiese, ¿qué hubiera querido hacer si tuviera una segunda oportunidad? ¿es factible, temporal, económica, social y energéticamente lograrlo? ¿es rentable? ¿Vale -la pena, el esfuerzo- para alguien? ¿Le cambia la vida a alguien? ¿Generaremos mal o sufrimiento si abandonamos la causa? ¿Podemos reparar los costos que generaremos con aprovechar la oportunidad de huir, de abandonar, de dejar para siempre al libre albedrío?

 

Si la indiferencia es la respuesta, aprendamos a desapegarnos, a dejar ir, a fluir con la savia de la vida. Si no lo es, afrontemos con plena responsabilidad las inexorables leyes del Kybalión, particularmente, las del Karma.

 

2. El Juguete Viejo del Armario


Esto es, regresar a vínculos, empleos, lugares, roles, relaciones o actividades olvidadas, solo para confirmar que estaban ahí por una razón: ya no funcionan. El juguete viejo, muchas veces defectuoso y roto representa lo que alguna vez tuvo sentido, pero ya no aporta a la vida actual.

 

El fantasma de la navidad pasada, ese del ayer en el Cuento de Navidad de Charles Dickens, el testamento filosófico de la Cam .·. de Rrefl .·., las estatuas de sal que se erigen a la huida de Sodoma nos impelen a sumergir las manos cuanto antes en el Mar de Bronce y seguir adelante, renacidos hacia dotar de sentido a la vida viendo hacia adelante, aunque, paradójicamente sólo la podremos explicar y comprender desde el pasado.  Los juguetes rotos deben de permanecer en el armario para saciar la melancolía de quien se permite tener este vicio moral, no dable en un Mas .·. Esc .·. que ha comprendido cuán valioso es su tiempo vital como para rumiar apegos.

 

3. La Zona de Confort

Es quedarse en lo familiar, aunque no sea satisfactorio. Es sostener la comodidad, es colocarse a sí mismo una trampa disfrazada de estabilidad, la cual nos impide nuestro crecimiento personal porque evita el riesgo, el cambio y la incertidumbre.

 

 Osar; la palabra más disruptiva del Ara del Esc .·. nos llama a actuar cuando queremos lograr algo. Salir de nuestro espacio sin riesgos nos permite alcanzar resultados inimaginables mientras permanecíamos acorazados en nuestra madriguera.


La propia Inic.·. Mas.·. nos obliga a querer ir adelante, a emprender viajes, a tomar pruebas, a entrevistarnos, a confesarnos ante desconocidos, a pagar dinero por adelantado sin conocer cuál será la contraprestación que recibiremos. ¿En verdad, alguien puede creer que un verdadero Mas.·. Esc.·. es una persona que habita una zona de confort? Podrá haber áreas oscuras, pero jamás de comodidad, que no es otra cosa que mediocridad disfrazada de privilegio ante los ojos de un Mas.·. débil, inmaduro, impropio, que no sabe colocarse el Mand.·. para protegerse de sus propias pasiones, vicios y malas costumbres, por lo que se encuentra estancado y falto de aprovechamiento de la médula evolutiva que inyecta la Inic.·. Mas.·. a quien así la recibe. 

 

4. El “Síndrome del Espejo Roto”

Es una trágica falacia, que nos hace creer que un error pasado nos ha marcado irremediablemente. La persona que lo ha vivido así se ve a sí misma como destruida, rota o dañada de forma irreparable. 

 

Esta visión obstaculiza el aprendizaje y el perdón hacia uno mismo. La vergüenza y la indignidad hacen pasto de un ser que se debilita a sí mismo así, revictimizándose e invalidándose al grado de cuestionar su propia valía, el sentido de su propia existencia. 

 

La Mas.·.Esc.·., si bien no es una Corte de los Milagros, un grupo de autoayuda, ni una institución que rescata seres al borde del suicidio, sí es un grupo de personas libres, en toda la extensión de la palabra, que practican acciones virtuosas todos los días, al grado de haberse vuelto hábitos, de ser los pilares de sus buenas costumbres. Pero todos ellos, incluso los más admirables, los más icónicos, aquellos que han cruzado toda la escalera del Esc.·., han visto su suerte, han conocido la esclavitud en la que han vivido; pero se han reconstituido de las peores penas morales, remordimientos y recuerdos escarnecedores por el poder de la imposición de su voluntad sobre las llagas de su dignidad, por lo que ahora se entregan al trabajo fecundo, que es el estudio y práctica de la virtud, libres de preocupaciones y de todas las perturbaciones posibles, porque se saben bendecidos por la gloria del  G.·.A.·.D.·.U.·. y el cariño de sus Qq.·. Hh.·..

 

5. La trampa del Deber Ser.

Esto es, vivirse, concebirse e idealizarse desde las expectativas de los demás: familiares, sociales, económicas, deportivas, identitarias, corporales, culturales de lo que una persona como nosotros debe de ser, anulando nuestra verdadera esencia, nuestra conciencia y nuestra vocación en la vida. Esto acalla nuestras libertades desde dentro.


No hay dictadura más perversa que la de la autoexigencia, Caballo de Troya bajo el cual “lo correcto” adquiere un cariz opresivo, adocenador y totalitario.

La Mas.·. Esc.·. nos conmina a adquirir moral, virtud, cultura, conocimientos, valores y porte, desde su Pr.·. Gr.·., pero jamás nos condiciona el sendero vital que habremos de tomar. Aprendemos que cada quién es libre de hacer lo que desee con su tiempo, energía y recursos, pero que sea lo que sea, cada aleteo tendrá una repercusión insondable en la eternidad. Cosa causada es causa causada. Entonces debemos elegir cuidadosa y sensatamente nuestro camino de vida, pero respetando y valorando nuestra intuición, el llamado que nuestro ser exclama y a la vez escucha para llevarnos a ser quienes en realidad venimos a ser en esta existencia. A qué nivel es tan importante esto en la Mas.·. que, en muchas ocasiones usamos la palabra “liberalismo” como sinónimo profano de la militancia en nuestra Aug.·. y Ant.·. Instit.·.

 

6. El Miedo a la Soledad como consejero de vida

Tomar decisiones desde el miedo a estar solo y no desde el deseo genuino es una forma de autoengaño afectivo que mantiene relaciones disfuncionales o impide explorar la autonomía emocional. Es un error del Mas.·. que he visto cometer incesantemente y termina con carreras enteras.

 

Cuando refundamos nuestra R.·.L.·.S.·., mi V.·. H.·. Juan Pablo decía -”qué bien se ve nuestra Log.·., ¿qué podría acabar con ella?, a lo que atropelladamente respondí -”las mujeres, ve la edad de todos los que estamos iniciando este proyecto”. El tiempo me concedió algo de razón. Decenas de Qq.·.Hh.·. se han ido a sueños por razones relacionadas con sus parejas y, por extensión, con sus compañías, no necesariamente compañeras sentimentales.

 

Aprendemos en Log.·. que el silencio y la soledad son maestros de vida. Los afrontamos en la Cam.·. de Rrefl.·. y a lo largo de toda la Inic.·., así como también nos encontramos con los amplios contrastes que nos brinda el piso ajedrezado, donde vemos que hay cuadros blancos y negros, ante los cuales deberíamos de reflexionar inmediatamente que, en muchas ocasiones estos colores emulan a las personas con las que nos encontramos a lo largo de nuestras existencias … o más aún: que esos máximos contrastes son nuestras propias memorias, sentimientos, emociones y actitudes. Estar a cubierto a solas y en silencio es un activo invaluable que debe de aquilatar el Mas.·. Esc.·., a costa de sus propios cuerpos de deseos y estratos inferiores de su propia evolución, lo que lleva a salvaguardar su nivel de conciencia y el sendero ya recorrido por su alma en este plano aún de sí mismo. 

 

7. La Idealización del Cambio Perfecto

Esta falacia del pensamiento y la acción consiste en procrastinar indefinidamente, en esperar el contexto perfecto para cambiar, emprender o amar. Se justifica inmisericordemente mediante el clima, los astros, el estado de salud, el ambiente político, la energía vital, la hora del día, la rutina, la falta de dinero o la ausencia de condiciones dictadas desde un cómodo pesimismo.

 

Vivimos postergando decisiones indefinidamente con la esperanza de que el futuro solucione todo. Se vive en una promesa abstracta que nunca se concreta. El 'algún día' se convierte en excusa perpetua y no nos lleva a nada más que a aproximarnos al fin de nuestro periodo vital en este plano.

 

Esta espera indefinida se convierte en una forma de parálisis que posterga la acción real. Idealizar lo perfecto anula lo posible y crea una “zona de confort”, una perversa burbuja de espera donde el analista advenido a paciente convierte su capacidad de tomar iniciativa en un enfermo terminal. 

 

La Mas.·. no esperó el mejor momento de nuestras existencias para entrar en nosotros, sino que, por el contrario, llegó en un instante que se convirtió en canónico por ser punto de apoyo y palanca para poder conformar el cambio, que con el paso de largas y extenuantes jornadas de cincelado y desbaste pueden aproximarse a constituir un cambio posible, una transformación óptima, un renacimiento funcional; probablemente, muy lejos del ideal, pero siempre bajo mejores paradigmas y bases más sólidas para afrontar la realidad con las herramientas, aprendizajes, competencias, saberes y destrezas que ahora se poseen.

 

8. El Miedo al Juicio Ajeno

Esto es, tomar decisiones según el miedo a ser juzgado. Este filtro constante limita la expresión auténtica. La mirada del otro se vuelve más importante que el propio deseo, anulando nuestro albedrío y nuestro buen juicio, nuestra capacidad de orientarnos hacia el bien, hacia la belleza y hacia la sabiduría de maneras tanto cultivadas como innatas. 

 

Desde la ceremonia de Inic.·., se nos enseña con mucha claridad a no seguir el qué dirán, a no actuar por convivir, ni por agradar, ni por pertenecer, ni por recibir aplausos. Es muy sencillo firmar en blanco, arrodillarse para disculparse y donar amplias sumas de dinero, prácticamente impagables. E incluso, invitar la cena una vez habiendo sido aceptados. Debemos actuar sin miedo al juicio ajeno, pero cuidando siempre la inmensa responsabilidad que conlleva el ejercicio de nuestro albedrío, porque podemos generar consecuencias terribles con ello. Antes que esperar un juicio ajeno, debemos de ser pródigos en desbastes previos con nuestros Qq.·.Hh.·., para arroparles, aconsejarles y evitarles sufrimientos y males, siempre y cuando haya disposición de escuchar recomendaciones, así como generosidad para emitirlas. El que tiene diez Qq.·.Hh.·. , les toma y brinda consejo, vive diez vidas. 

 

 

9. La adicción al drama.

Ingresar al territorio de las pasiones, donde los instintos llaman, impelen, mueven y conmueven a los Mmas.·., iniciando por lograr quitarles el Mand.·. de Apr.·., haciéndoles creer que son superiores y que no lo necesitan. Cuando la ira, la envidia, la desconfianza, el odio, el resentimiento, la vergüenza, la culpa, la tristeza, el miedo, la indignidad y muchas otras emociones mezquinas toman dominio de nuestras acciones es cuando ya perdimos. Lo demás, como en cualquier partida de ajedrez, es cuestión de tiempo y técnica.

 

Desde que recibimos el Mand.·. de Apr.·. sabemos que debemos cuidarnos muchísimo de nuestras propias emociones, de las perturbaciones externas y de la serie de riesgos y vulnerabilidades que la vida nos coloca ante nosotros, por lo que debemos de ser muy conscientes y autoanalíticos para conjurar de antemano los efectos terribles que el drama, las pasiones, deseos e instintos generan en nuestra cotidianeidad, porque nos atrapan y arrastran hasta llevarnos al vicio, a la miseria, a la esclavitud y a la misma muerte, muchas veces en vida.


Pero, el drama va más allá de ser “el malo de la historia”, el vicioso o el perverso, el débil y el que hace daño. También implica, además de ser el victimario, una eterna víctima, que siempre se ve como efecto y consecuencia de las malas acciones de los demás, lo cual le brinda sombra y parapeto suficiente como para ahora sí, en plena comodidad, en el piso de su existir, poder ejercer sus más bajas y mundanas pasiones; incluso, hasta ser victimario. La Mas.·. nos enseña que existe la dignidad como valor fundante de la humanidad y que, nunca debemos permitirnos asumir un papel de víctimas, aunque ciertamente podamos sufrir o padecer las consecuencias de las malas acciones de los demás.

 

Ser tolerantes y pacientes abona en la mayoría de las ocasiones, tal y como nos lo enseñan en Log.·., pero en caso de que sea necesario, los Mmas.·. sabemos también que es dable reclamar justicia y los métodos para hacerlo.

 

Finalmente, el tercer escalón del drama es el asumir una postura de salvador, trampa egóica desde la cual, una vez más, se acumulan las pasiones. Cuando salvas, todo se vale, todo es dable, porque está un valor superior a tu propia vida, a tu propio sentido y propósito. Entonces, ser violento, constituirse en marioneta de las pasiones y vibrar al ritmo de la dopamina es posible y legítimo. Por ello, vemos a tantos “héroes” linchar y vejar a los delincuentes, a seres deleznables. No caigamos ante la triple trampa del drama, que enmascara pasiones, instintos y vicios: víctima, victimario y salvador son tres rostros de la misma Hidra, que se combate con la babeta del Apr.·. en vertical.

 

10. El trabajo como identidad. 

Esto es, estar ocupado eternamente. Somos y nos definimos en cuanto a lo que trabajamos en todo momento. No somos sino lo que trabajamos. El trabajo como adicción, como finalidad única de la existencia. La identidad de una persona queda torvamente reducida a la productividad. Es, al final, una adicción más que, como todos los demás vicios, debe ser evitado, conjurado, combatido y visibilizado, más cuando este tipo de acciones afectan a terceros.


El que solo obedece “no es un hombre, sino una máquina”, nos dice con total claridad la Lit.·. del Apr.·. de Mas.·. Lo más grave es que muchas veces no necesitamos que nadie más nos determine qué hacer, sino que nosotros mismos nos insuflamos ideas de ocupación plena, nos planteamos agendas imposibles de cumplir y caemos en falacias y síndromes insufribles, deshumanizantes, que terminan por destruir el escaso sentido que puede quedar en la vida después de esto. 

 

La obsesión con cualquier trabajo que no contemple la plena obediencia a cultivar y respetar todos los aspectos de nuestra existencia desequilibra nuestra experiencia vital y genera consecuencias a los demás, inexorablemente. El trabajo nos brinda medios para alcanzar fines, pero la felicidad es un bien que está muchos pasos más adelante de ser un trabajador excepcional, ya se trate de un empleado, de un emprendedor o de un empresario. La Mas.·. nos impele a ser moderados, discretos y prudentes, además de diligentes. En el equilibrio entre ambas Ccol.·. encontraremos la sabiduría.

 

 

Reflexiones al cierre del Traz.·. y Golpe de Mal.·.

 

Por ahora corto estas reflexiones, esperando que podamos desbastar en soledad y en silencio cada uno de estos diez aspectos, para encontrar posibles áreas de oportunidad en nuestro desarrollo personal y comprender muy a fondo que tenemos un sistema de evolución personal incomparable, al cual solamente hay que desarrollarlo, desenvolverlo, extenderlo y desplegarlo, para tenerlo ante nosotros, grande, vasto, insondable y aleccionador, como toda creación hecha A.·.L.·. G.·. D.·. G.·.A.·.D.·.U.·.

 

En esto estriba el mensaje que trato de transmitir mediante estos diez ejemplos: lo que llamo “el método masónico”: construir con lo que aprendemos en Log.·. nuevas herramientas, enfoques alternos, cuestionamientos asombrosos, posturas confrontantes que nos permiten desbastarnos a nosotros mismos de mejores maneras y así contribuir a la Gr.·. Ob.·.

 

Quien tenga ojos para ver, que vea; quien tenga oídos para oír, que escuche y quien tenga manos para actuar, que construya su propio sistema masónico de desarrollo personalizado. 

 

FRAT.∙.

“Labor Omnia Vincit”

Or.∙.  de Morelia, a 06 de agosto de 2025,  E.∙. V.∙.

 

 

 

M.∙.  Mas.∙.  MDP
¡Es Cuanto!

miércoles, 16 de julio de 2025

 

 

A.∙. L.∙. G.∙. D.∙. G.∙. A.∙. D.∙. U.∙.

R.∙. L.∙. S.∙.  “Melchor Ocampo 38” No. 17

Jurisd.∙.  a la M.∙. R.∙. G.∙. L.∙. M.∙.  “Lázaro Cárdenas” del R.∙.  E.∙.  A.∙.  y A.∙.

S.∙. F.∙. U.∙.

V.∙. M.∙.  

Vv.∙.  Hh.∙.  Pr.∙., Vig.∙.

Vv.∙.  Hh.∙.  Ppastm.∙.

Vv.∙. y Qq.∙. Hh.∙. Vvisit.∙.

Qq.∙. Hh.∙.  Ttod.∙.                 

El Poder de la Palabra.

“Es hablándonos y no matándonos como habremos de entendernos”

Melchor Ocampo

(1814 – 1861)

 

En la Mas.∙. del R.∙.E.∙.A.∙. y A.∙., en las Ppal.∙. reside una clave, una vibración y una fuerza. Decir es crear y callar también es una forma de acción.  En Michoacán, bajo la Jurisd.∙. de la M.∙.  R.∙.  G.∙.  L.∙.  M.∙.  “Lázaro Cárdenas” y, bajo la influencia del Supr.∙. Cons.∙. de México, la Pal.∙. sigue siendo considerada como una herramienta de trabajo moral, espiritual y social.

Desde el Pr.∙. Gr.∙., el Apr.∙. Mas.∙. es instruido en el arte de hablar con prudencia, de callar con sabiduría y de escuchar con humildad.

La iniciación Mas.∙. en el R.∙. E.∙. A.∙. y A.∙. comienza con un viaje simbólico del silencio hacia la Pal.∙. El Apr.∙. entra en Log.∙. con los ojos vendados, sin derecho aún a la voz, y sólo tras ser recibido puede pronunciar con sentido la Pr.∙. Pal.∙. ritual.

Al respecto, la Pal.∙. Sag.∙. es un símbolo al cual sólo el trabajo digno y perseverante permite aproximarse a su sentido. Esto constituye una directriz moral: la Pal.∙. no se posee, se merece y conforme uno se adentra en ella comprendemos por qué en ella reside la fuerza del Apr.∙.

 

La búsqueda de los sentidos últimos de la Pal.∙. Sagr.∙. constituye un propósito teleológico de la Inic.∙. misma, la cual forma parte del núcleo doctrinal del Esc.∙. Pensemos en la ignorancia en que nos encontramos al llegar a tocar a la puerta, como la pérdida del conocimiento originario, de la comunión con lo divino, de la unidad con la Verdad. El Apr.∙., por tanto, es un buscador de esa Pal.∙.

Es notable tomar en cuenta la inconmensurable valía de la Instr.∙. del silencio, ya que se nos comparte de múltiples formas que, no todo debe ser dicho, y menos por o para quien aún no ha aprendido a escuchar.

Esta fórmula, tiene como propósito preparar al Inic.∙. para un uso consciente, ético y transformador de la Pal.∙. En su estructura Simb.∙., el uso de la Pal.∙. puede estratificarse en cuatro pisos: el de la Pal.∙. de Pas.∙., el de la Pal.∙. Sagr.∙., el del uso de la Pal.∙. en Ttrab .∙. y el emplearla en el mundo Prof.∙., cuatro casos que generan un invaluable testimonio externo de una intención interna.

 

De la Pal.∙., en general, sabemos que, su sola pronunciación no es suficiente; es necesario comprenderla, encarnarla, actuarla.  Por su parte, la Pal.∙. Sagr.∙. no se entrega, sino se deletrea. La Pal.∙. Sagr.∙.  no debe pronunciarse nunca fuera del recinto ritual, y aun dentro de él, sólo en la forma debida y con los Qq.∙. Hh.∙. debidamente preparados. Esta regla de naturaleza esotérica y disciplinaria señala que la Pal.∙. es poder, y por tanto, debe administrarse con templanza.

En el Simb.∙. del Gr.∙. de Apr.∙. la Pal.∙. Sagr.∙. no se posee, ni ha recuperado aún; apenas es descriptiva: “en él la F.∙.”, lo que señala que, el Inic.∙. apenas comienza su búsqueda, pero que tiene las condiciones para lograrlo. En casos en los que se usa, la Pal.∙. de Pas.∙.  le permite el ingreso y la identificación, pero no le confiere aún sabiduría. En cambio, el uso de la Pal.∙. en Ttrab.∙. Aab.∙. sí le impone un deber: el de la moderación verbal.

 

Es muy importante cuidar nuestras Ppal.∙., porque ellas son puentes o muros; cuando estamos en cuadros blancos no hablemos sino para edificar; tu lengua será martillo si no es cincel. Cuando estemos en cuadros negros, cuidemos con suma meticulosidad usar las Ppal.∙. adecuadas para desbastar, para desfondar lo que no sirve, lo que es aparente, vacuo o simulador, lo que se ha herrumbrado y carece ahora de valor. La ética escocesa expresa con claridad que, la Pal.∙. no es propiedad del Mas.∙., sino préstamo que debe devolver al mundo con interés moral.

 

Hablar, en el contexto Mas.∙., no es simplemente emitir sonido. Es ejecutar una acción ritual. Por eso en el R.∙. E.∙. A.∙. A.∙. se insiste tanto en la comunicación como forma de trabajo Inic.∙., como una llave de abrir portales a la expansión de la conciencia a través de nuestra percepción.

Por ello, en la Lit.∙., Los diálogos entre los Ddig.∙. y Oof.∙., las preguntas al recipiendario, las lecturas de Instr.∙., las Ccad.∙. de Uu.∙. y lo que elevamos en ellas, los Jjur.∙. y, en general, Constituciones, Estatutos y Llit.∙. están cuidadosamente redactados y estructurados para que la Pal.∙. cree un espacio sagrado y, en él, sea lámpara votiva.

 

No hay improvisación: la Pal.∙. se cincela como una P.∙. B.∙. En este sentido, todo lo que el Mas.∙. diga, dentro o fuera de la Log.∙., debe reflejar la luz que ha recibido y, si es posible, crepitar por expandirla. La Pal.∙. pública del Mas.∙. —ya sea en su vida profesional, familiar, de pareja, empresarial, académica, en la función pública, mediática o en la acción cívica— debe distinguirse por su verdad, su mesura y su carácter constructivo.

En la Ley Penal Mas.∙. se considera falta grave la divulgación, deformación o profanación de las Ppal.∙. Ssag.∙. o de Pas.∙., a la par que reseñan decenas de faltas y delitos que se cometen mediante la Pal.∙. mal pronunciada. Estos principios jurídicos refuerzan con evidencias contundentes el carácter sagrado de la comunicación ritual, que no es meramente Simb.∙., sino también penal y espiritual. De ahí que, quien habla sin sabiduría traiciona la Gran Obra; lo cual constituye síntesis doctrinal del mal uso de la Pal.∙. en el Esc.∙.

Y la vida profana nos recuerda lo que pasa con sus consecuencias; aprendemos mediante empirismo lo que implica el uso imprudente, violento, agresivo, mentiroso, fementido, simulador, intrigante, sarcástico, victimista, relativizador, invalidante, patriarcal, misógino, abusivo, insultante y muchos otros atributos más de la Pal.∙. cuando vibramos bajo. Las consecuencias pueden ser terribles: ruptura de sociedades, amistades, Llog.∙., matrimonios, familias, equipos de trabajo, cuerpos académicos, encarcelamientos y hasta la muerte misma llega por una mala comunicación.

 

Ahora bien, más allá del ritual, la comunicación entre los Qq.∙. Hh.∙.  es también una forma de trabajo. Las Ppl.∙. de Aar.∙., las Tten.∙. de Iinstr.∙., las conferencias esotéricas, los debates filosóficos y las sesiones abiertas a la sociedad son manifestaciones vivas de una Pal.∙. que quiere ser luz.

En Michoacán, muchas veces hemos hecho del uso de la Pal.∙. Mas.∙. un servicio cívico: participando en foros y medios de comunicación, difundiendo principios éticos y defendiendo los derechos humanos desde una perspectiva iniciática. Esto no es proselitismo, sino intentar generar coherencia entre el Templ.∙. Int.∙.  y la acción exterior.

 

El Mas.∙., por tanto, recibe Ppal.∙. las honra,  protege y multiplica con prudencia, discreción, moderación y templanza, hasta convertirlas en acción. La  Pal.∙., cuando es sagrada, exige integridad; cuando es de pase, exige preparación; cuando es en Ttrab.∙. reclama Frat.∙. y cuando es pública, exige ejemplaridad. En un mundo donde la mentira es moneda corriente, donde la demagogia sustituye a la verdad y el ruido apaga la reflexión, el Mas.∙. Esc.∙. contemporáneo está llamado a ser guardián de una Pal.∙. Ant.∙.: la del Verbo que edifica amorosa y vehementemente, la del Jur .∙. comprometido que no traiciona, la de la Sab.∙. que no se simula, no abusa ni se vende.

 

Así como el aprendiz recibe la  Pal.∙. de Pas .∙. cuando así se estila entregarla, tal y como se le anuncia la existencia de la  Pal.∙. Sagr.∙., también recibe el silencio como método y la humildad como guía.

La Pal.∙. Mas.∙. no es para dominar, sino para servir. Para guiar con cariño, compromiso vocacionado y a la vez, una discreta firmeza marcial a los Qq.∙. Hh.∙. que necesiten luz y nosotros debemos de elevar la vibración que emitimos en ondas sonoras hasta alcanzar las del espectro lumínico, o al menos así debemos de aspirar: a hablar Luz.

 

Por eso, en nuestro Rit.∙. se insiste tanto en la vigilancia sobre el lenguaje: que no se emplee para herir, para dividir o para exhibir vanidad. La lengua del Mas.∙. debe ser como el compás: precisa, justa, contenida, dando a cada quién lo que necesita y lo que merece escuchar, con la mejor vibración posible. En tiempos de decadencia del lenguaje, donde la Pal.∙. se degrada en propaganda o violencia verbal, el R.∙. E.∙. A.∙. y A.∙. nos ofrece una ética de la expresión basada en el silencio, el símbolo y el servicio. La Mas.∙. en Michoacán, fiel a su tradición escocesa y sostenida en las enseñanzas ancestrales mantiene viva la promesa de que el mundo puede reconstruirse con Ppal.∙. que iluminen, que curen, que guíen.

 

Así, en cada Log.∙. que se reúna bajo la bóveda celeste del Simb.∙. Esc.∙., la Pal.∙. sigue siendo lo que fue en el principio: la chispa generadora del G.∙. A.∙. D.∙. U.∙., la señal del pacto, el eco del Temp.∙. Int.∙. Y si el Apr.∙. trabaja con sinceridad, si afila su lengua con el esmero del cincel, si mide su voz con la regla de 24” del orden y de la verdad, entonces un día —en el tiempo justo— será digno de encontrar la Pal.∙. Perd.∙., no en libros ni en labios ajenos, sino en la Pied.∙. viva de su propio corazón.

 

De todas estas reflexiones abrevamos para conducirnos en el mundo Prof.∙., dándonos cuenta de que, en buena medida, el uso de la Pal.∙. manifiesta nuestra condición de esclavitud en la que hemos vivido y que, en muchas ocasiones perdemos la dignidad por el mal uso de esta poderosa llave; pero que, ahora, renacidos en el Esc.∙., podemos dedicarnos al estudio de la Verdad, libres de preocupaciones.

Cuidemos el uso de la Pal.∙. y dimensionémosla, porque cuando la comprometemos, cuando peroramos, cuando la usamos indebidamente, incurrimos en responsabilidades, que nos llevan a un estado de incongruencia, por ser el Verbo la argamasa entre el pensar, el hacer, el habituarnos, acostumbrarnos, aspirar y construir nuestro destino. Comuniquémonos, que la Verdad nos hará libres.

 

Y, no olvidemos que, hasta el 25 de agosto de 2025, E.∙. V.∙. próximo, estaremos interpelados por la retrogradación de Mercurio.

FRAT.∙.

“Labor Omnia Vincit”

Or.∙.  de Morelia, a 16 de julio  de 2025,  E.∙. V.∙.

 

 

 

M.∙.  Mas.∙.  MDP
¡Es Cuanto!